domingo, febrero 16, 2025
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Navidad con Cristo Jesús: Volvamos al verdadero significado

Por Milton Camacho

La Navidad es una de las celebraciones más esperadas del año. Las calles se iluminan, las familias se reúnen, y los regalos se convierten en protagonistas. Sin embargo, entre el bullicio y las tradiciones, muchas veces olvidamos lo esencial: la Navidad es la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, el Salvador.

En un mundo que parece cada vez más enfocado en lo material, ¿dónde queda Cristo en nuestras celebraciones? La pregunta puede sonar incómoda, pero es crucial para quienes creemos que el verdadero sentido de la Navidad trasciende las luces y los regalos.

Navidad: un regalo de amor eterno

La historia de la Navidad no comenzó con un árbol adornado ni con villancicos. Comenzó con un pesebre humilde en Belén, donde nació Jesús, el Hijo de Dios, como un acto supremo de amor por la humanidad. Ese nacimiento marcó el inicio de una esperanza que sigue viva hoy.

Sin embargo, es fácil perder el enfoque. Nos dejamos llevar por las prisas, el consumismo y las obligaciones sociales, olvidando que la Navidad no es solo un evento festivo, sino una invitación a reflexionar sobre el mayor regalo: la salvación a través de Cristo.

¿Cómo vivir una Navidad con Cristo?

La clave está en priorizar lo espiritual sobre lo superficial. En lugar de obsesionarnos con los regalos materiales, ¿por qué no dar el regalo del amor, el perdón y la reconciliación? Este es un tiempo para reunirnos en familia, orar juntos y recordar la historia del nacimiento de Jesús.

También es una oportunidad para demostrar el amor de Cristo en acción: ayudando a los más necesitados, compartiendo con los que tienen menos y llevando esperanza a los que la han perdido.

El verdadero espíritu de la Navidad

Celebrar una Navidad con Cristo no significa rechazar las tradiciones, sino devolverles su propósito. Las luces pueden simbolizar la luz del mundo, Jesús. Los regalos pueden recordarnos el mayor regalo de todos: la vida eterna. Y las reuniones familiares pueden ser un reflejo del amor que Dios nos mostró al enviar a Su Hijo.

Este año, invito a todos a detenerse un momento y reflexionar: ¿Qué lugar ocupa Cristo en nuestra Navidad? Si logramos ponerlo en el centro, viviremos una celebración más plena y significativa.

Porque la Navidad con Cristo no es solo una tradición, es un recordatorio de la esperanza, el amor y la paz que Él nos ofrece.

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