TEHERÁN.- Al margen de algunas declaraciones altisonantes, el Gobierno iraní ha optado por mantener hasta ahora una postura contenida y dialogante para intentar salvar el acuerdo nuclear de 2015 y proteger su imagen internacional de las acusaciones de EEUU e Israel.
La moderación, de la que siempre ha hecho gala el presidente iraní, Hasan Rohaní, se ha impuesto al menos entre los miembros del Ejecutivo como la línea a seguir para lograr sus objetivos, pese a las presiones internas de los sectores más conservadores.
Rohaní sostuvo ayer que el plan del presidente estadounidense, Donald Trump, era que Teherán anunciara al día siguiente de la salida de EEUU del pacto, el pasado día 8, que también se retiraba del mismo.
“Trump predijo que el OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) informaría de que Irán se había retirado del pacto y que volverían las resoluciones de la ONU e Irán sería sancionado de nuevo”, comentó.
Por el contrario, el presidente iraní anunció que Irán iba a permanecer en el acuerdo, si sus intereses quedaban garantizados por el resto de firmantes (Rusia, China, Francia y Reino Unido mas Alemania), aunque advirtió que, de no ser así, reanudaría su programa nuclear.
Las consultas con esos países ya han comenzado para comprobar su apoyo al pacto internacional, conocido por sus siglas en inglés JCPOA, y estudiar fórmulas para que las sanciones estadounidenses no afecten en exceso a la venta de petróleo y gas iraníes, a las relaciones bancarias y las inversiones,
Rohaní subrayó que en la actualidad “nadie apoya a EEUU y el mundo entero está del lado de Irán”, salvo rivales de la potencia chií como Israel y Arabia Saudí, y que se pueden obtener resultados mediante “negociaciones políticas”.
En la misma línea, el destacado diputado reformista iraní Elias Hazratí, afirmó que “una salida urgente y precipitada de Irán del JCPOA supone completar el proyecto impulsado por EEUU, Israel y Arabia Saudí”.
“La inteligencia revolucionaria exige que no juguemos en su terreno”, alertó el diputado, quien abogó por tomar “las medidas necesarias” para salvar el acuerdo y evitar así que los “enemigos” logren sus planes de “aislar a Irán a nivel internacional y derrocar al sistema”.