Aunque las tecnologías de la información y la comunicación son definidas como un aliado para reducir la pobreza, el 50% de la población de América Latina aún no tiene siquiera acceso a internet y para los gobiernos de países en desarrollo resulta costosa la cobertura total, una situación similar vive África.
En sus exposiciones en el simposio mundial sobre capacitación en TIC, auspiciado por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones, representantes de esas zonas plantearon la necesidad de invertir en las poblaciones marginadas de manera que fortalezcan sus capacidades y trabajen para sí mismos.
Zoraima Cuello, viceministra de la Presidencia dominicana, indicó que dentro del programa República Digital implementan acciones de inclusión social desde enfoques como la inserción de las mujeres en las tecnologías, de allí surge las niñas en las TIC y mujeres TIC, para empoderarlas y crear un entorno global que impulse a considerar el estudio de las carreras tecnológicas.
“Apoyamos de manera entusiasta la transformación digital”, aseguró.
Al respecto, el subsecretario de Regulación de Argentina, Oscar González, expuso que lo primordial, la primera política debe ser lograr el acceso a internet, de lo contrario es difícil lograr un uso masivo, eliminar trabas, universalizar los servicios, impactar a las comunidades más alejadas.
“Los beneficios de la transformación digital no son posibles si no logran armonizar la conectividad”, sostuvo.
Sugiere brindar capacidades básicas para el manejo del mundo digital, programas de inclusión digital con énfasis en sectores sin empleos, tomar las habilidades con el sentido más amplio posible.
Jennifer Britton, representante de Caricom, expuso que las Tic requieren compromisos que deben venir a diferentes niveles, por su importancia para los países en vías de desarrollo, en la reducción de la pobreza y los desafíos manifestados incluso en que no todos gozan de los privilegios del internet y por tanto, eso es parte de lo que debe trabajar la inclusión.
“Las destrezas, las tecnologías, la educación fundacional, posicionar las competencias, mantener el ritmo de cambios, cerrar la brecha institucional”, sugiere y afirma que los países en desarrollo tienen miedo a esos escollos.