Por Milton Camacho
La acuciante, tormentosa y demencial contaminación sónica que generan colmados, tarantines, colmadones, barras, cafeterías, discotecas, bares, billares, “drinks”, hasta inconscientes personas que residen en proyectos habitacionales y otros negocios ruidosos de expendio de bebidas alcohólicas y ciudadanos que irrespetan las normas elementales que rigen la vida en condominio.
En adición a esto, una epidemia de “guagüitas anunciadoras” se desplazan a cualquier hora del día por calles de barrios superpoblados ofertando la compra de baterías de vehículos, electrodomésticos, colchones, abanicos, neveras, acondicionadores de aire, estufas “y todo lo que sea viejo”.
Aunque las quejas de ciudadanos son recurrentes y ocasionalmente algunas personas se quejan y llaman a la Policía Nacional o al 911, el problema de los ruidos lejos de mejorar, empeora, particularmente en los barrios como Villa Liberación en el municipio de Sosúa, donde algunos reincidentes hasta hicieron una fiesta cuando trasladaron al coronel José Armando Brito Melo, porque luego de varias reuniones con los comunitarios logró detener este grave problema, lo que constituye un reto para el nuevo coronel Eduard Almanzar Tejada.
Para nadie es un secreto que proxenetas han llegado desde otros puntos recónditos del país para perturbar la paz ciudadana, y lo que es peor, con el apoyo de agentes del orden quienes desobedecen incluso las órdenes superiores, ya que cuando envían a corregir la problemática los infractores se enteran primero de que una patrulla viene en camino, dándole tiempo a recoger las evidencias de sus malas actuaciones en contra de humildes padres de familias que esperar descansar en sus respetivos hogares luego de una larga jornada de trabajo.
Contaminación sónica: La Ley 64-00 sobre Protección al Medio Ambiente y los Recursos Naturales se refiere a este problema como “sonidos que por su nivel, prolongación o frecuencia afecten la salud humana, la calidad de vida de la población y el funcionamiento de los ecosistemas, sobrepasando los niveles permisibles legalmente establecidos. El sonómetro es el instrumento para medir el ruido. Es usado para medir los niveles de presión sonora, en un determinado lugar y un momento. Su unidad de medición es el decibelio.
Ruido, del latín rugitus, es un sonido indeseable, inarticulado y confuso. Es la propagación de ondas elásticas produciendo deformaciones y tensiones sobre un medio continuo (o posición de equilibrio). No debe confundirse una vibración con una oscilación.
Decibeles en música. Es la medida utilizada para expresar el nivel de potencia o el nivel de intensidad del sonido. Se utiliza esta escala logarítmica porque la sensibilidad que presenta el oído humano a las variaciones de intensidad sonora sigue una escala aproximadamente logarítmica, no lineal.
En general, dentro de los efectos adversos del ruido pueden incluirse: cefalea, dificultad para la comunicación oral y disminución de la capacidad auditiva.
La teoría de la comunicación y la semiología afirma que el ruido es una interferencia que afecta al proceso comunicativo.
Esperamos que haya un cese de este grave problema que afecta solo al 70% de las familias formadas en ambientes sanos y de respeto-no asi aquellos que se recrean en la maldad cuya especialidad es crear conflictos y desigualdad-
Es por ello, que las autoridades de Interior y Policía y la policía nacional instituciones que tienen el control de regular estas acciones ilícitas procedan a ponerle coto al citado problema para la tranquilidad de las grandes mayorías.